martes, 9 de febrero de 2010

A la deriva

Las madrugadas se suceden, las cajillas de cigarros, el café –que continúa exhalando un aroma comparable para nosotros al incienso de alguna santa liturgia- la vida misma continúa pasando, y en momentos como este, el mundo se detiene. Son segundos, instantes tal vez, donde –como diría Vallejo- como si todo lo vivido se empozara en el alma. Hoy canta Aute en el fondo de mi escritorio, a veces es Serrano o Silvio. De golpe soy consciente de ser un sobreviviente… no se cómo, ni se bien cuándo, pero súbitamente el mundo entero que habíamos creado para abrigarnos se desmoronó.

Cesaron los encuentros personales, cesaron las charlas y cada uno siguió su camino, al menos eso pensaba, al menos sobre eso trataba de convencerme, hasta aquella noche, cuando el teléfono sonó, y desde la cama atendí con voz somnolienta. La voz del otro lado fue el témpano que desgarró el casco… “a la deriva” como a Horacio fue lo que de mi ha sido. El sitio sagrado donde tantos aquelarres de intelectuales –y por que no decirlo, alguno que otro pseudointelectual- se transformó en un páramo.

Hago breves pausas al escribir, porque se me agolpan en la garganta las terribles ganas de salir y gritar dónde estás, por qué me hiciste esto… y se que solo es mi egoísmo el que quiere hablar. Nunca pensé que un día como el de hoy llegaría, donde cuento los años y los meses de aquel final. Escucho a Eladia y canto con ella “cualquiera de estas noches voy a entrar por tu balcón…” y me imagino que donde sea que estés, me lo cantás en un susurro solo para mi audible.

Yo me pregunto con Galeano, a dónde van las palabras que no se dicen, donde terminan los abrazos que no se dan… Todos me dicen que vos querrías que el show continuara, que no está bien que llore por esta ausencia que me desgarra el pecho… pero vos y yo nos conocemos bien, vivimos demasiado juntos, sabemos de antemano la respuesta del otro, y yo se que no te querías ir. No me preguntes cómo es que lo sé, pero yo lo sé. Yo tengo tantos abrazos por darte, tantas cosas que no me dio el tiempo de contarte, que no se como hacer para que ese océano profundo se desagote.

Se que soy portador de tu herencia, ahora me pasa como a vos… me tengo que encerrar ciertos días a estar solo, va… solo… tengo que encerrarme a charlar con mis muertos, va… más que con mis muertos, con mis vivos; porque para mi, desde que te conocí, sos inmortal. Es por eso que a veces, solo a veces, me descubro pensando que cuando cruce la rotonda del Palacio una de estas noches, te voy a encontrar volviendo de dar clases en el IPA, una noche de primavera por supuesto, y que ahí nos vamos a poner al día. Es que tengo tanto para contarte, es que me han pasado cosas tan bellas, y no tengo la ronda de puchos para contártelas.

lunes, 4 de mayo de 2009

Seremos Otros



Seremos otros, seremos más viejos,
y cuando por fin me observe en tu espejo,
espero al menos que me reconozca,
me recuerde al que soy ahora.

Ana que hago yo con mis canciones
con el manojo de escarcha,
con mis ganas de matar.
Ana que hago yo con las montañas
de papeles que he firmado
jurando morir o amar.


El pizarrón resonaba ante los golpes de la tiza del viejo profesor. Rengueaba, y se desplazaba por ende con cierta lentitud, pero su tullidez era un recurso, una técnica para mantener la atención. La voz ronca que se modulaba en tonos detenidamente fraguados, alzándose y menguando para cautivar al público de jóvenes espectadores. Con sapiencia académica y casi complaciéndose, repetía las palabras recién leídas:
“En la teoría cuántica de la gravedad, por otra parte, surge una tercera posibilidad. Debido a que se emplean espacios – tiempos euclídeos, en los que la dirección del tiempo está en pie de igualdad con las direcciones espaciales, es posible que el espacio tiempo sea finito en extensión y que, sin embargo, no tenga ninguna singularidad que forme una frontera o borde...”
Después de todo, los ciclos y formas en la naturaleza son de forma circular, de hecho, aun pagamos el tributo a Agustín de Hipona y sus tiempos lineales; pero todos, desde nuestro antepasado más remoto hasta las grandes civilizaciones, han sentido, el tiempo como un círculo, una elipse.
Hoy miro hacia atrás (y es solo una referencia para que se comprenda, ya que sencillamente miro) y percibo, al mismo tiempo, y sin poder precisar secuencias cronológicas adecuadas, un cúmulo de momentos. La tarde de las sidras, la voz temblorosa del contestador avisándome que, el momento doloroso que se esperaba era ya una realidad; las canciones desde el vinil, la penumbra. Ha habido –hay- más sonrisas que llantos, más abrazos dados que escondidos, más victorias que derrotas.
“Los discursos son otros, pero somos los mismos” dijo ella, y por un instante todos sus trajes estaban allí, uno sobre otro, y sus manos gesticulando eran parte de la danza ancestral de la vida. La mujer de grandes caravanas, se asombraba frente a la continuidad, mientras era parte del ritmo. Éramos, fuimos, seremos, somos, “los de siempre”, alrededor de una mesa, con música de fondo, una taza de café y la nube de humo. Conversando de nada, y de todo al mismo tiempo, tratando de estirar la noche, para que no acabe y tener que volver a la rutina, casi olvidando, que esa noche es la misma siempre. Eso es lo que hacemos, hicimos, haremos, danzar la celebración constante de la memoria, la colectiva y la individual. El viento de la plaza, el del balcón, el que entra por las puertas de la casa y el que te abraza en la rotonda del palacio, son los mismos y hacen menear el cuerpo y el alma según sus impulsos, ora violentos y agresivos, ora pacíficos y cuasi augustos.
Pero no dejamos de contonearnos al ritmo de la vida, mientras construimos y reconstruimos la memoria; la de la especie, frente al pizarrón y en la cama; y la nuestra, en la ronda de café, en el scriptorium, sobre la hoja escrita. Hacemos lo que sabemos, lo que aprendimos y lo que heredamos desde nuestros ancestros, danzamos frente a la hoguera en la que quemamos el tiempo, burlándonos de él, jalando la barba de cronos, cediendo a su implacable apetito, a sabiendas de que siempre estaremos.
Mientras caminamos, dormimos, reímos y lloramos estamos celebrando ese aquelarre eterno. Nos invade el pesar, la angustia, y solamente un giro después, logramos reír con todos los pulmones. El tiempo ha pasado, las cosas han cambiado... pero corremos delante de lo mismo, y es que, pasado el tiempo hay quien no envejeció...
Y el mundo sigue virando allí afuera, y nosotros con él, la vida sigue viviéndose (ya que no pasa) con la misma intensidad. El artista de la celebración, sigue acumulando primaveras, pero no deja de sentir(se) la frescura de las ninfas revoloteando en el bosque.
Caminaremos de nuevo en busca del fuego, y nos abrigaremos frente al mégaron sagrado, esperando que alguna pitonisa, en la profundidad del trance nos trace el destino, que evidentemente volveremos a recorrer una y otra vez. La mesa seguirá servida, las tazas, el cenicero, los momentos, y las presencias esperando encontrarse.


(Lucas Corso)

martes, 23 de diciembre de 2008

Suspiros

Esta es la colaboración de una vieja amiga de Ana... Pueden enviar las suyas a profesores1951@gmail.com o introducirlas como comentarios dentro del blog.
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Son los días como hoy, en los que sin darme cuenta siento tanto tu ausencia, pero tu ausencia en el abrazo, porque se que quedaste en mi, en las uñas rojas de tus lánguidas manos. El rojo resucita el humo de los cigarrillos que nos fumaremos en la próxima batalla.
Si por lo menos me hubieras dejado besarte, hoy no sentiría esta angustia de no creer que en realidad ya no me esperas en la Teja.
Sabes que mi raciocinio siempre le gana a mi pasión, y sabes las razones. Eso, igual no me hace sentir mejor, porque maldita razón nos alejamos de lo que nos acerca a la felicidad?
A las pequeñas felicidades, de las tardes de anana fizz, de luz taciturna, para que no entraran en la cueva las sombras de lo que dejábamos afuera cuando nos dejábamos ser, solo eso, ser.
Digo sólo eso, y aunque no lo creas, no he logrado encontrar otro espacio igual, a veces tengo la sensación de transitar por aquí sin sentido alguno.
Y entonces descubro y entiendo y eso te hace más generosa aún, tus partos sin parir, que nos unieron de por vida, dejarnos anidar en tu regazo herido, amiga maravillosa que aceptó nuestros fantasmas sin querer correrlos, porque nos hacen lo que somos, sin preguntar como llegaron y sabiendo que no se irán. Aprendí de vos a amar los pequeños detalles y a ser mejor persona, que es de última, lo único que nos puede salvar.
Este fragmento, es un lágrima si dejar caer para que nadie se de cuenta:
"Aun no sale el sol y el café se congeló,
suena tu cuchara enamorada...
si es invierno y sientes el perfume del jazmín,
es que estoy ahí que lo traigo para ti,
porque estoy así porque no se ve que no estoy desnudo que no tengo piel. "
8 de diciembre de 2008

domingo, 7 de diciembre de 2008

Novela Familiar - Capítulo Rojo

Esto fue escrito por Ana alla por el 2002 o 2003 -me falla la memoria je, che capaz que fue antes...-, y me parece tan pero tan brillante que me gustaba la idea de que estuviera posteado en el Blog. Desde que lo lei senti que era su vivo autorretrato Disfrútenlo!!!

Capítulo ROJO

Es temprano todavía
Eso es raro, la mujer nunca supo ser puntual, salvo viejas épocas donde perderse era aviso de peligro.
Un bar la tienta. Es anónimo en el sentido de ser aséptico a los recuerdos. Alguna vez debe haber entrado pero no recuerda cuando ni con quien. Así que sirve, porque quiere estar sola.
¡Cómo si fuera posible!
A una cuadra y una subida: la plaza. Plaza con nombre de consigna.
Y en la plaza alguien la espera.
La mujer duda. Si por lo menos esa persona hubiera leído a Wilde.
Si lo hubiera entendido: ...he who lives more lives than one
El mozo se acerca. Con seguridad piensa otra mujer matando una tarde de soledad.
La mujer no tiene edad, o como dirían elegantemente los ingleses esté pasando “the middle age”.
El mozo, hombre al fin y viejo piensa antes no quedaba bien una mujer sola en un bar, ahora están llenos.
La mujer aprovecha y pide un café, ¿qué otra cosa?, además en su casa se lo han secuestrado y pretenden que se acostumbre al descafeinado. También pide una cajilla de lights, chica. Sabe que quizás, luego, la subida hasta la plaza la agote. Pero al diablo.
Está por apostar otra vez. Está por renacer otra vez. ¿Cuántas en ese destino de cigarra?
Pasa una joven con una boina de lana de colores y la mente se le va hacia ese río que nunca conoció pero que puede describir tan bien, cómo no hacerlo si jugó en él tras los ojos negros enormes, de una chiquita de pelito bien cortito. Ella no estaba allí, pero oye la voz de un padre albañil cantando canciones que hablan del paisito, pero que sólo se susurran porque hay quien ha querido que se olviden.
La persona de la plaza estará por llegar. Luego irán a un recital, canta su hija y quiere conocerla. Festejarán luego en Chef Javier que prometió una comida con todas las hierbas que aprendió a usar de su madre-
La Plaza........ Ella la recuerda llena de banderas, de rostros flacos sin sol, pero que todavía tienen fuego en la mirada. Hay un fervor en el aire, hay una esperanza: ahora todo va a ser distinto, ahora todo es posible. Los años demostraron que eso se diluía en un gris que solo se teñía cuando cada cinco años se creía que el sueño era alcanzable. Y mirá los años pasaron y el sueño empieza a cumplirse. De repente ella se ve de nuevo entre ese mar de gente y hacia un costado ve a sus hijos. ¿Cómo es posible, si todavía no eran sus hijos, si eran chicos o no habían nacido? Sí lo es, porque ellos también aprendieron a recordar lo que vieron sus ojos. De ahí sacaron la nostalgia por un mar de banderas en combate.
La mujer se mira las uñas pintadas de rojo haciendo juego con la bufanda. Desde que se dejó la moda del rojo en el pelo siempre tiene que buscar un detalle que le recuerde viejas banderas y también el símbolo de la fuerza que la protege. No al gris es su consigna.
Mira el libro que tiene entre las manos. Pedido urgente ‘para ayer’ recibido por mail de su ‘hijo del doctor’ catedrático, conferencista en una universidad del extranjero. ¿No era ayer cuando lo miraba correr por la playa? ¿Cuál era? Ah sí, Punta Gorda. Lo acompaña su madre, una mujer joven, rubia, luchadora, con un anorak a rayas en tonos de ocre y marrón. El niño la mira embelesado. Pensándolo bien ella, la mujer no pudo haberlo visto. En esos momentos estaba conversando con un rayito de sol en el patio gris de una barraca. Se lo habrían contado las gaviotas que chillaban allá arriba. Un recuerdo trae otro, otra playa, otra rambla, dos jóvenes de capucha transgrediendo con sus manos enlazadas la pacata moral de la noche, una canción , una promesa..........Ese joven niño que recién dejaba atrás el colegio donde en unos pies anónimos grabados en una roca había encontrado parte de su vocación .
Mientras otra niña, en el otro extremo de la ciudad saltaba muros para engañar una siesta hogareña o miraba asombrada a una vieja maestra que le señalaba un futuro hasta entonces impensado y que terminaría por alejarla de sus compañeritas de juego. Esa niña ya mujer que oiría esa noche.
Eso es lo que la mujer teme que la persona que espera no entienda, ¿cómo puede tener recuerdos de tantas vidas? Aceptarla a ella es aceptar todo lo que esta vivo en su memoria. Aceptar sus hijos. Sus hijos!! Recuerda un solo parto, en los otros no sabe si fue ella la creada, la construida. Y ahora este nuevo desafío......
La plaza tiene otros recuerdos, no tan públicos, en un banco, bajo el sol del mediodía se sintió orgullosa de su hijo develando su homosexualidad a un reciente ex –adolescente que lo mira totalmente desubicado.....Su hijo que le enseñó que un gesto de la mano con cigarro incluido podía ser sexy aún. Y que le enseñó canciones
que aún la guían. Sigue buscando The Rose. Sabe que en esta búsqueda no está sola Sus hijos la han encontrado alguno la ha perdido temporariamente pero continua buscándola. Supone que sus nietos también.
Un recuerdo aún la detiene. La de un beso que arde en sus labios aunque nunca lo recibió.
Allí la sonrisa se le instala en la cara.
Ya no duda.
Paga.
Sale del bar y sus pasos se encaminan hacia la cuesta que lleva a la Plaza........

Carta Popular publica noticia sobre homenaje, 7 de diciembre de 2007